domingo, 19 de junio de 2016

Comentario: El fascismo de la posesión inmediata

EL FASCISMO DE LA POSESIÓN INMEDIATA


Estamos frente a un artículo de opinión, en concreto de una crítica hacia lo considerado fascismo en la actualidad, publicado en el periódico español, El País el martes 14 de febrero del 2006 y escrito por el filósofo y escritor  Rafael Argullol.

Argullol defiende que en la actualidad tenemos una idea completamente equivocada sobre qué es el fascismo y que por ello nos equivocamos al relacionar ideologías, personas o hechos con algo que ya está obsoleto en cuanto a significado. Para el filósofo, el fascismo de la actualidad no tiene nada que ver con la dictadura implantada en Italia por Mussolini, sino más bien con el capitalismo al que se ve sometida toda la sociedad actual.
Defiende también que se emplea la palabra “fascismo” con demasiada libertad y celeridad, y que esto viene dado por el poder de los Estados para adoctrinar a la población y hacerla creer lo que ellos quieren.  

Para hablar de los nuevos fascistas, Argullol los identifica como el adolescente occidental. Insatisfecho, arrogante y consumista, interesado más en seguir las modas y las nuevas tecnologías, no por  interés o verdadero gusto, sino con intención de presumir abiertamente sobre su capacidad de consumismo. El adolescente de hoy en día viene de la mano del propio capitalismo.

Se vende el capitalismo como algo bueno para el ciudadano, una forma de alcanzar todos aquellos intereses personales y materiales para alcanzar así una vida mejor, una vida feliz. Defiende el consumismo exagerado, la codicia y la insatisfacción de la persona, que quiere más y más.
Argullol achaca a este nuevo fascismo la ignorancia y la escasez cultural. La sociedad es fácil de comprar, fácil de convencer y engañar, arrebatando por completo al ser humano la libertad para elegir una forma de vida diferente, incapaz de vivir fuera del sistema capitalista.

Esto provoca que la ciudadanía carece de sentimientos como la empatía o el aprecio por la vida ajena, ya que lo importante es saciar la necesidad individual sin importar quienes son las personas que están detrás de ese producto que se desea.

Para acabar con esta necesidad insaciable de consumir es necesaria una educación que inculque verdaderos valores sobre la empatía y el compartir sin esperar nada a cambio, con esto se podría acabar con las falsas ideologías, las falsas necesidades y sobretodo, con el capitalismo exagerado.

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