El tesoro de Teodorín Obiang en París
Estamos frente a un artículo periodístico, publicado el lunes 27 de febrero de 2012 por Miguel Mora, en el periódico español “El País”, que trata el tema de la situación de corrupción en los países descolonizados: sus gobernantes llevan a sus manos particulares parte o mayoría del dinero que debiera ser para el pueblo, el cual intenta sobrevivir sin las necesidades básicas cubiertas.
Este es el caso de la República de Guinea Ecuatorial, un país que se define en su constitución como estado independiente, republicano, unitario, social y democrático, y cuya forma de gobierno es la república presidencialista.
Guinea Ecuatorial fue una colonia de España y posteriormente pasó a convertirse en una provincia española que obtuvo su independencia el 12 de octubre de 1968. Desde entonces, el país ha tenido dos presidentes: Francisco Macías Nguema y Teodoro Obiang Nguema Mbasogo (sobrino de Macías), quien ha gobernado desde 1979, cuando organizó un golpe de Estado militar y ejecutó a Macías.
A partir de la constitución de 1991 Obiang amplió sus poderes, incluyendo el nombramiento y destitución de los miembros del gabinete, poder crear leyes por decreto, disolver la Cámara de Representantes, la negociación y ratificación de tratados y convocar elecciones legislativas anticipadas. Obiang mantiene su papel como comandante en jefe de las fuerzas armadas y de ministro de defensa, y mantiene una estrecha supervisión de la actividad militar. También puede nombrar al Primer Ministro que coordina las actividades del gobierno.
En este artículo, el principal protagonista es el hijo del dictador guineano, Teodoro Obiang, más conocido como Teodorín, para diferenciarlo de su padre. Destacando de él su capacidad para derrochar el dinero de la población guineana sin tapujos en otros países mucho más desarrollados de occidente, América latina o en EEUU.
Teodorín es segundo vicepresidente de Guinea Ecuatorial desde mayo de 2012; previamente ejerció durante años como ministro de Agricultura y Bosques en el gobierno de su padre, cobrando 3200 euros al mes. También es el primer candidato para suceder en el gobierno a su padre.
Obiang es graduado por la Pepperdine University en Malibú, California. Sin embargo, Obiang solo acudió a la universidad cinco meses.
Fue y es criticado por los medios de comunicación internacionales por gastar dinero del país en sus gustos y “necesidades” sibaritas y excéntricas. Fuentes estadounidenses creen que la mayoría o quizás toda su riqueza proviene de la corrupción relacionada con el petróleo y las reservas de gas en Guinea Ecuatorial. Esto ha provocado que Teodorín se vea recluido en su país natal por la persecución que sufre por parte de la justicia internacional debido a varias demandas hechas en su contra en Francia por varios organismos no gubernamentales.
En EEUU ha llegado a un acuerdo para cerrar su caso de fraude y blanqueo de capitales. Para ello debe vender su villa en Malibú, valorada en 30 millones de dólares y parte de su colección iconográfica de Michael Jackson, y entregar todo su dinero a organizaciones de caridad en EEUU que ayuden al pueblo guineano.
En la actualidad, Guinea Ecuatorial, a manos de Teodoro y su hijo Teodorín, vive siendo objeto de múltiples denuncias de las organizaciones de defensa de los derechos humanos, que lo acusan de reprimir todo aquello que vaya contra el régimen.
Esta situación provoca que Guinea Ecuatorial siempre se encuentre en boca de la prensa internacional, destacando de su país la corrupción y los problemas a los que se enfrenta la población por culpa de la dictadura implantada por Teodorín.
En las últimas elecciones celebradas, los datos oficiales sacados de las urnas son falsos. Y es tan exagerada su forma de manipular los votos, que el propio Obiang, tras atribuirse más del 99% de los votos, ha decidido rebajarse el porcentaje al 93, 7 % porque las cifras no “cuadraban”.
En conclusión, la actuación del gobierno guineano es una vergüenza internacional: atentando a los derechos humanos de la población guineana y provocando que el país no crezca, llenando las arcas de sus representantes y empobreciendo a sus habitantes.
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